¡Y A MEDIR SE HA DICHO!


Que tan fácil es olvidar los pequeños detalles. Hoy en día doy muchas cosa por hecho, no me es necesario recordar todos los números de mis compañeros y amigos y mucho menos de algún proveedor, ya que los tengo almacenados en la computadora o en el móvil. A principios de año compré una agenda, en parte porque me gustó y era muy económica y también con el propósito de hacer un “respaldo” de direcciones, teléfonos, fechas y compromisos. Por el remoto caso de que tuviera que consultarlos y no contara con ninguna de mis extensiones electrónicas en ese momento. Pero en un par de meses la dejé. Era mas sencillo actualizar los datos en la computadora o en el móvil. 

Así es como descartamos poco a poco un sinfín de instrumentos que en un momento eran tan necesarios y comunes en nuestras vidas. Me pregunto por que tendría la necesidad de compar una calculadora científica o un reloj despertador. La integración de funciones en un solo dispositivo hoy día es el estándar de cualquier producto. Al parecer si no cumple con mas de diez funciones es algo obsoleto. Podemos tener un teléfono que no importa si tiene buena señal o no, o si me permitirá una comunicación en cualquier lugar, por que no me es útil si no cuenta con internet, bluetooth, agenda para 250 contactos, contador de pasos y calorías, conexión con mis tenis y muestra de ritmo cardiaco, calendario, reproductor de música, chamarra fotográfica y de video, conexión directa a redes sociales, despertador, consola de juegos, brújula, dominó, lector de documentos y proyector de diapositivas y radio.

Y ese es sólo un dispositivo, cuado pienso en los instrumentos y personas que puede reducir el uso de un software en el proceso de diseño no puedo dejar el asombro de lado. Tan sencillo hoy en día es que una sola persona forme un libro y se encargué de dar estilos al texto, resolución y formato a las imágenes y con un par de ajustes se de salida a un archivo listo para la imprenta. Recordando o tratando de recordar los pasos e implementos antes utilizados me vino a la mente el tipómetro.

Recordando mis clases de tipografía viene a mi mente este sencillo instrumento, que para mucho no tenía caso, o simplemente ya no era necesario. Me encantaba saber cuanto media el tipo de las instrucciones del cereal, el de mi revista favorita, el encabezado del periódico, etc. Y con el recuerdo quise volver a tenerlo entre mis manos y comenzar de nuevo a medir cuanta tipo se apareciera frente a mi. Lo malo es que hacia ya mucho de la ultima ocasión en que lo había usado. No lo encontré.


Para mi buena suerte mi novia fue a su casa a buscar algunas cosas y de su viaje trajo consigo unos libros, algunos documentos y un tipómetro. ¡Así que a medir se ha dicho!
Si alguien mas quiere compartir esa vieja sensación de estudiante, al descubrir la medida exacta de la tipo que te llamó la atención, les dejo este tipómetro que podrán imprimir o, si tienen tiempo, mandarlo a hacer en positivo digital.


Por cierto, un tipómetro es una regla con distinto tipos de graduaciones y medidas, suele tener dos partes graduadas, una para medir puntos y cíceros, y otra centímetros y milímetros. En ocasiones incluyen varias escaletas que permitían medir los distintos cuerpos del texto y comprobar el interlineado. Estos puede ser de diferentes materiales como metal, plástico, acetato, estos últimos son los más populares por su precio y facilidad de uso. Se dice que la idea del tipómetro se la debemos al impresor y librero francés Martín Domingo Fertel, que junto con Claude Garamond buscaron establecer pautas en la fundición de tipos en el siglo XVIII.


Tipómetro
http://imaginandoaikaro.blogspot.es/img/tipometro.pdf

2 comentarios:

alejandra maría dijo...

qué bueno estuvo esto…ahhh me hiciste recordar… aunque realmente no lo usamos mucho en la escuela… je

me gusta tu blog… =D

línea ágata dijo...

Yo ya descargué mi tipómetro, gracias por la aportación :D

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