Debo confesar que no tiene mucho tiempo que conozco el trabajo de Philippe Apeloig, en realidad, el que me haya topado con el es un hecho bastante reciente pero que causó una muy buena impresión en mí. Su estrategia compositiva, así como su exploración y experimentación constantes hicieron que fijara mi atención en él, que volteara a verlo no sólo como un diseñador más, porque hay muchos y muy buenos, sino como a alguien a quien se puede admirar ya por la excelencia de su trabajo como por el gusto personal que uno puede desarrollar hacia composiciones específicas como aquellas que son asimétricas, estridentes, profundas, distintas.
También porque representa un ejemplo de que las cosas no deben ser siempre de tal o cual manera, que no debemos preocuparnos por hacer algo similar a lo que es común por temor al irreconocimiento en cierto contexto; si bien es cierto que hay funciones que deben cumplirse y parámetros a seguir, éstos pueden transgredirse y lograr diseños más atrevidos que propongan e inviten a realizar nuevas formas de lectura e interpretación. Es decir, dar al público un nuevo espacio visual donde se regocijen no sólo los ojos sino que se creen ritmos capaces de evocar los sonidos de la música, por ejemplo, o niveles de profundidad que parezcan situarnos más allá del simple plano bi-dimensional, diseños que generen ruido o cierta paz, sin dejar de comunicar el mensaje.
Me parece que nuestra formación y práctica profesional en muchos casos sigue viéndose mermada por estos prejuicios y temores infundados, ¿cuán lejos no podríamos llegar si nos libraramos de ellos? Una de las dudas que creo siempre se presenta, por lo menos en mí, es ¿qué tanto se puede hacer, hasta donde el diseñador puede romper con lo establecido en búsqueda de nuevos caminos? Y la respuesta es más simple de lo que pudiera pensarse: hasta donde siga funcionando y el resultado sea bueno, porque, aún cuando siempre existirán limitantes técnicas o necesidades específicas a satisfacer, hay un inmenso campo de posibilidades por explorar.
Cuando uno ve el trabajo de Phiippe Apeloig pueden venir a nuestra mente un cúmulo de sensaciones o emociones muy diversas, y hablo de la mente porque creo que se trata de un ejercicio intelectual más que de uno sensorial que sólo busca entretener a la vista. Las identidades gráficas que ha desarrollado son simples en cuanto a la economía de los elementos, pero contundentes puesto que hay nada más lo necesario, son en esencia tipográficos y los elementos que le acompañan que generalmente son plastas y plecas están, no para adornar, sino para reafirmar lo que se dice. Pocos elementos son suficientes cuando se les estructura de una manera adecuada, teniendo en cuenta sus características inherentes y su interrelación (imágenes 1, 2).
1 fiaf : French Institute Alliance Française de New York
2 Châtelet, Théâtre Musical de Paris
Juega además con las jerarquías de posición, de tamaño, con el contraste. Intercala, descompone, desalinea, rompe (imagen 3, 4). Pareciera que no hay nada que le detenga, que no concibe límites, y sin embargo, el conjunto es armónico. Letra tras letra se despliega el mensaje, palabra tras palabra, fluye de manera natural. Parece tan obvio cuando se le ve ya resuelto.
3 Brésils Brésils
4 Compagnie ChopinotCentre Chorégraphique Régional de Poitou-Charentes
Además de lo editorial, la identidad gráfica es una de las áreas del diseño que más me apasionan, talvez porque representa toda un ejercicio de abstracción y síntesis en un espacio tan pequeño; con escasos elementos, la máxima reticencia. Se pretende decir tanto con tan poco, que resulta un verdadero reto, pero muy divertido por cierto. Divertirse con lo que uno hace es de suma importancia, todo trabajo asumido con pesadez anticipada talvez no llegue a buen término. Es por eso que cuando uno ve diseños como los de Apeloig no le queda a uno más que emocionarse, constituye una especie de invitación.
En el caso del cartel, su incursión en el formato es bastante interesante. Convierte el plano básico en un espacio con energías y fuerzas que conviven de manera armónica, pero no precisamente de una manera clásica; la asimetría es una constante, y sin embargo, todo se ve equilibrado, en el lugar correcto (imagen 5). Si hablamos específicamente del formato encontramos que se trata de un terreno cálido por su verticalidad, al ascender no tiende al reposo sino a lo dinámico. El “arriba” y el “abajo” se acentúan, así como su relación persistente e inevitable. Esa misma altura hace que la zona superior evoque lo ligero, los elementos ahí situados respiran más, son más libres. Mientras que la zona inferior, el “abajo”, es más pesada, en ella se asienta todo y por tanto se le percibe más densa. Y según se acerquen más a una zona o a otra los elementos se impregnarán de esas cualidades.
5 ABFAssociation des bibliothécaires de FranceParcours en bibliothèques, 54e Congrès international
Sin embargo, en los carteles de Apeloig hay compensaciones. En algunos casos, por ejemplo, la composición puede cargarse hacia la parte superior (imagen 6), lo que libra de bastante peso a la zona de abajo, ya sea dejándola más despejada o con elementos que son más discretos comparados con el resto. Aunque existen también los casos contrarios o bien, los casos que podríamos considerar más neutros (imágenes 7, 8). Cabe señalar que aún cuando la composición se incline a un hemisferio u otro, o a un cuadrante u otro, la relación de pesos no sería posible si esos espacios mal llamados vacíos no existieran, porque en realidad están llenos, de espacio que sostiene y apoya, lo que trae como consecuencia la aparición de indefectibles contraformas, en las cuales también hay que pensar al diseñar (imágenes 9, 10). No sólo importa la figura, el fondo que la soporta también. Al diseñar tipografía, por ejemplo, es un principio fundamental que debe tenerse en cuenta.
6 ABFAssociation des bibliothécaires de FranceLes Publics, 53e Congrès international
7 Fête du livreAix-en-ProvenceGünter Grass : Mon siècle
8 Fête du livre 1999Aix-en-ProvencePhilip Roth : The Roth Explosion
Podríamos pensar que en realidad no se trata de poner cosas sobre el soporte sino de quitar tanto como sea necesario hasta llegar al resultado final, como si la solución de hecho ya se encontrara ahí y sólo faltara descubrirla; creo que esa es una manera de enfrentar el retador espacio blanco al empezar a aterrizar las ideas. Podemos pensar también que antes de la acción de disponer es el caos el que predomina, y sólo la composición –aún cuando se persiga el caos– vendrá a imponer orden y a crear unidad. Me parece que la arbitrariedad absoluta no es bienvenida, debe evitarse para que cada decisión que se tome obedezca a algún criterio que beneficie al diseño, o que al menos no le resulte perjudicial.
«Composición, significa reunir y disponer diversas cosas, formando un solo conjunto, de modo que todas ellas contribuyan a constituir la naturaleza y la bondad del mismo conjunto».
John Ruskin (1819-1900)
9 SNCF Francextra train
10 Voies navigables de FranceBateaux sur l’eau, rivières et canaux
Y cuando uno delimita el formato, por lo general, con dos líneas horizontales y dos verticales paralelas, se sabe que allí dentro sucederá algo, distinto y ajeno al espacio que le circunda. Se abre una nueva ventana. Y al hablar del espacio circundante, es como si éste ejerciera cierta fuerza sobre el formato y lo moldeara ya sea en uno u otro sentido según la dirección de la fuerza que le oprime; así, si esta fuerza le ataca por los costados, el formato crecerá verticalmente. Es también otra manera de verlo.
Individualmente, cada elemento del conjunto que forma el diseño posee una fuerza propia que ejerce individualmente y sobre otros elementos, creando relaciones de tensión y clases según su jerarquía. Cuando hablamos de una composición clásica es porque cada integrante se dispone de tal manera que el conjunto tiende a la estaticidad, a la simetría, al equilibrio total. Se busca la tranquilidad.
Por el contrario en una composición más libre se percibe un ritmo más irregular, los elementos fluyen, hay renovación y cambio, no permanencia, no se contienen, rebasan lo límites; pero de igual modo los conceptos de unidad y equilibrio no deben perderse de vista (imágenes 11, 12). Creo que siempre tendemos, pese al caos que pudiera existir, a buscar el orden y a encontrarlo allí mismo, o a atribuirle alguna forma o figura, por lo menos de manera imaginaria, a lo que en realidad no la tiene. Talvez haya más clasificaciones en las que pueda dividirse la composición, pero de momento estás me resultan útiles para hablar de la obra gráfica de Apeloig, la cual es definitivamente dinámica, si entendemos este término como la fuerza que produce el movimiento, o el sistema que inyecta actividad y energía. El filósofo Heráclito (544 A.C.-484 D.C.) afirmó que «fuente del movimiento: es la lucha de los contrarios», y además que «nada permanece salvo el cambio».
11 Fête du livre 1998Aix-en-ProvenceLire la caraïbe, Cuba, Haïti
12 Chicago, naissance d’une métropole 1877-1922
Philippe Apeloig nació en París en 1962, actualmente tiene 46 años y una larga carrera en la que aún se mantiene. No me gustaría hablar de estilos, porque sus recorridos a través de la gráfica han sido diversos, pero si podemos decir que hay ciertas características que le definen. Lo interesante es que puede ser muy sobrio y en otros casos desmesurado, o tan juguetón como firme y cuadrado, pero ciertamente predominan las formas más duras; en la mayoría de sus tipografías, que también ha aplicado a sus diseños, esto es completamente notorio (imagen 13, 14). Los bloques integran tanto las mini como las superestructuras, y están dispuestos de tal manera que se compenetran del mismo modo que un sincronizado sistema de engranes, pero sin que siquiera aparezcan del todo unidos. Es una relación tácita.
13 Aleph
14 Octobre
Finalmente me gustaría poder mencionar las fuentes bibliográficas completas que me apoyaron en la comprensión de ciertos términos para redactar este ensayo, sin embargo, se trata únicamente de capítulos sueltos, copias, de las que pude rescatar ideas interesantes que aquí he reinterpretado y volcado hacia el trabajo Philippe Apeloig. Las lecturas fueron a grandes rasgos sobre “La composición y sus leyes”, “El plano básico” y “Fundamentos del diseño bi y tri-dimensional”. Las imágenes las obtuve de su sitio web:
www.apeloig.com, donde también hay algunas animaciones, como “Carte de voeux”, la cual destaca por su marcada sincronización.